5.5.12

En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse


Ricardo Gutman

Hace mucho tiempo que dejé de comprar la Barcelona por lo tanto es lícito decir que hace mucho tiempo que no la leo. La verdad, no sé por qué. Capaz que por los mismos motivos que dejé de comprar la Caras y Caretas: gastaba dinero en algo que no me sumaba más. Y que de última no me reflejaba en nada porque para andar discutiendo sobre los errores del gobierno todavía sigo poniendo la cara lo suficiente en cualquier discusión que se abre. Y ver como le pegan a Macri y su gabinete ya a esta altura no causa gracia sino más bien preocupación.
Es verdad, uno compra los medios gráficos por sus tapas y esa es quizás la mejor virtud de la Barcelona, virtud que al mismo tiempo es su mayor debilidad porque lo que está adentro nunca fue mejor que lo que está afuera, que lo que sus tapas vendía. Tuvo tapas antológicas. La de la última edición es espectacular, cosa que debo agradecer a Luciano Andreychuk, que la publicó en Facebook. Ha tenido tapas "futuristas" como estás:

Tapas durísimas como estás:

 O geniales como estás:



Y de hecho las tapas nunca fueron lo mejor de la revista. Lo mejor de la revista son sus contratapas, imágenes mucho más efectivas como línea editorial que los quince mil caracteres en contratapa de Feinnman los domingos. O que los treinta mil semanales de Verbitsky. Contratapas que ameritan que con ellas se armen expsiciones, como de hecho se hace.
Lo cierto es que lo de adentro nunca alcanzó a lo de afuera. Y eso que la sección de Cartas de Lectores es de colección, sobre todo por el hecho de constestarle de manera brillante a una inmensa cantidad de pelotudos que escriben a la revista con la sola intención de chicanear. No sé si soy yo pero yo esperaba que con el tiempo la Barcelona se convirtiese en la SexHumor de nuestros tiempos, más que nada porque considero que el clima de época da para eso y porque para aquellos que todavía nos gusta leer en papel necesitamos una revista así, como la SexHumor. Algo de que sentirnos orgullosos. Que se yo, entrar a una peluquería y poder elegir entre otra cos que no sea la Viva, Gente o Paparazzi. No le quito mérito a ninguna de esas revistas pero de última son variaciones de lo mismo. Como todo. Siento que la Barcelona poco a poco va perdiendo la oportunidad de pasar a la historia como una publicación de peso. No por eso no tiene ganado un lugar en la historia gráfica argentina pero ese lugar va a ser ocupado gracias a sus tapas procaces más que a sus contratapas lúcidas, no así por el contenido. Una lástima.
De igual manera siempre guardo dentro mío una fichita, una íntima posibilidad de que la torta puede volcarse en cualquier momento, algo parecido a lo que me pasa con el kirchnerismo, que no es el sumum de lo popular (debo reconocer que todavía son demasiado "capitalistas" para mi gusto) pero de vez en cuando se pegan una medida como la de YPF y te das cuenta de que es por ahí  más que por otro lugar donde se puede construir la unidad popular. El desafío es otro. El desafío es continuarlo. Para arriba.    

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