7.7.11

La terquedad

Ricardo Gutman
Mirá que soy terco. Fuera de joda. Soy de esos tipos que le da la discusión al que se le ponga en frente. Esa actitud me ha llevado a perder valiosos minutos de mi vida con alguien con quien no se puede esperar la menor reacción, la menor modificación, el menor replanteo. Algo así como querer debatir con Macri, alguien que se la pasa hablando de amplitud y consenso pero que no se anima a confrontar ideas en otro lugar que no sea el de los amigos. Claro, jugar de local es más fácil.
Es que íntimamente aquel que debate y discute guarda la esperanza de convencer al otro, de sumarlo, de hacerlo entender. Dentro de aquellos que creemos en las palabras existe una cierta fibra, totalmente personal, que cree que podemos cambiar las cosas con las palabras, que existe una posibilidad para el otro, que podemos hacernos entender, porque en definitiva queremos lo mejor para todos. La realidad nos dice que pecamos de ilusos. No por eso dejamos de creerlo.
 
Por otro lado, a medida que pasa el tiempo no puedo dejar de creer que los debates no son más que boludeces televisivas. Muy lejos se está del esperado y bienaventurado consenso de ideas, de la síntesis prístina del debate intelectual, donde los dos crecen y se retroalimentan mejorando de esa manera, extremadamente racionalista para darle un adjetivo, la vida del soberano. De hecho cada vez estoy más convencido de que los debates solo se pueden dar dentro de un marco ideológico afín, con las consabidas negociaciones del caso que dejen a la mayoría contenta, limando aquí, agregando allá, limpiando aquello, etc.
Es que llegado el caso debatir con el adversario ideológico es una pérdida de tiempo, básicamente por estar en las antípodas. El otro no quiere saber nada de lo que yo pienso y yo no quiero saber nada del otro. Ojo, eso no quiere decir que no exista, de hecho tienen que existir porque siempre es bueno saber dónde está la derecha, experta en camuflarse, por lo menos para saber dónde putear.
Evidentemente eso es algo que comparto con Batista, la terquedad. Si se quiere entender de otra manera, con ese criterio yo también puedo ser DT de la selección, total me planto y muero con las botas puestas. El problema es si no pasamos la primera ronda, o clasificamos con suerte como el mejor tercero.  Antes había solo un empleo que no haría jamás, ahora son dos: el de Presidente de Estados Unidos (ni yanqui soy presidente de EEUU) y DT de la selección llamándome Sergio Batista. Encima Batista tiene Twitter, al igual que Obama. Genial (?).
Voy a confesarlo: el partido contra Bolivia fue uno de los más divertidos que vi en los últimos tiempos. Divertidos porque en un momento ya daba risa. Lo más probable es que yo haya visto otro partido, pero si para hoy a la noche el único cambio que metió Batista fue Zabaleta por Rojo (nadie me supo decir donde juega Marcos Rojo) y el Kun siguió en el banco en vez de Lavezzi yo pensaba que tenía la diversión garantizada. Haciendo cosas como estas Batista va derecho al PRO, en la derecha a quien putear.
Y sí, teniendo nueves para hacer dulce al tipo se le ocurre poner a La Pulga de 9. Estamo´ todo´ loco.  Eso es desperdiciar una inversión, es tirar margaritas a los chanchos, tirar plata. Y como acabo de traer a consideración el dinero eso me lleva a la siguiente pregunta: ¿todo vale su precio? Porque es verdad y nadie lo puede discutir, Messi es el mejor jugador del mundo, el más caro lejos, quizás sea el que más factura y el que más edificios tenga en Rosario, eso no lo discute nadie, el mejor del mundo vale por lo que vale el mejor, en estos momentos. No olvidemos que Johann Cruyff, capo si los hubo, jugaba para el Barcelona por 12.000 dólares al mes. Bueno, eran otros tiempos. Y se lavaba menos plata.  Lo de Messi nadie lo discute pero que Lavezzi sea un jugador profesional de fútbol que la levanta en pala es demasiado. Algunos tienen suerte, que querés que te diga, porque no se entiende que le paguen millones a un vago que no puede tirar un centro desbordando, que para eso le pagan. Y encima es de selección. Que encima vuelve a ser titular. Por Dio. Y que encima lo vuelven a sacar por el mismo que lo suplantó el partido anterior.
Pero la culpa de todo no la tiene Messi, ni siquiera Lavezzi, que es un perro patentado, ni Marcelo Araujo, que no salió de la década del 90. Ni siquiera de Zabaleta, nuestro Roberto Carlos que no pasa al ataque. La culpa es de Batista, y si Lavezzi es el Miguel Del Sel del fútbol, Batista es Macri, que persiste en el error y encima lo defiende. Y se enoja si lo contradecís. La verdad que no entiendo tanta terquedad junta. Ni siquiera yo.
El tipo está juntando todos los números. Batista pasará a la historia por tener en el mismo campo de juego a Messi, Tevez, Higuaín y al Kun Agüero y no hacerle un gol ni al arco iris. Jugamos con tres cincos contra Colombia. Con tres cinco y ninguno presionaba y por ninguno pasaba el juego. Nadie se explica que hace Pastore convocado, si total así no va a jugar jamás en su vida en esta selección. Es algo increíble, Batista logra que hasta Messi de asco. Más o menos todo esto lo dije en Twitter. Ya todo el mundo se dio cuenta que Messi es wing derecho pero Batista lo pone como 9. Todos saben donde tiene que jugar Messi menos Batista.  Japaviá.
Es triste. Lo peor de todo es persistir en el error. Batista es candidato al golpe. Es como Macri, pero la diferencia es que con Macri al menos te divertís, este te hace parir. Una cosa es morir con las botas puestas en política pero hay una pequeña diferencia: esto no es política; es fútbol, de última se puede cambiar sobre la marcha, la ideología siempre es más complicada que el fútbol. Pero no tiene sentido hacer pasar una mala sangre de la hostia a tanta gente durante una hora y media. Y el tipo no se deja convencer. Dejate de joder.

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