19.3.12

Disculpe señora pero se me cayó el sistema

Ricardo Gutman

No sé qué me está pasando. El fin de semana agarré una pala y comprobé porque no soy amigo de las palas. Todavía me duele todo. No se rían que no es joda. Pero tenía que hacerlo. Compromisos irrenunciables. Y hoy madrugué. A las 5.30 de la mañana estaba despertándome. Aunque en realidad no dormí nada porque eran más los nervios de no dormirme que me hacían despertar cada quince minutos. Es lícito preguntarse cuál es el sentido de tanto sacrificio de este pobre cristiano y la respuesta es fácil: renovar el DNI. Y cómo sólo dan 10 turnos por día en orden de llegada, me fui al registro civil a las 6 de la mañana, cuando el comienzo del horario de atención es a las 7.30, pero como hay que guardar lugar no queda otra. Me convertí en el cuarto en orden; había gente que llegó a las 5.30. Es decir que cuando yo me estaba despertando ya había gente apostada esperando su turno.
En esas circunstancias no queda otra que esperar y bueno, esperamos. Usualmente las esperas son situaciones clásicas donde para matar el tiempo la gente habla al pedo con gente que no conoce tanto de temas comunes como de temas incómodos, como el paro de los maestros, hasta que empiezan a atender o la gente se da cuenta de que sos el hijo de una dirigente gremial docente. Eso es una espera clásica y esta resultó ser una espera clásica. Entró la señora N°1 a las 7.30. En la cola la gente hablaba de que el trámite era rápido ahora que está el internet. Eh bueno... 20 minutos después la señora N°1 no salía. Hasta que salió. Con una noticia. "Se cayó el sistema" dijo la señora. Si algo me tiene podrido es que me digan que se cayó el sistema. No solamente porque sea un curro de los años 90, donde nadie sabía un pomo de computadoras o internet, sino que a estas alturas que se caiga el sistema es una descarada y abierta tomada de pelo. Pero no siempre tengo razón y esta vez sí, inequívocamente, el sistema se cayó.
No es que me ponga en defensa corporativa, pero nosotros los oficinistas nos comemos las forreadas de la gente cuando los sistemas se caen. Seguro que la culpa es del vago del empleado que no quiere laburar. Y aunque muchas veces no hay ganas de laburar la mayoría de las cosas no dependen de los empleados. Y ni siquiera de los jefes. Es decir si yo hago lo que hago de la manera en la que tengo que hacerlo eso no garantiza que las cosas salgan como deban salir. Porque en realidad existen un millón de variables que pueden hacer que las cosas no ocurran de la manera correcta. Como este caso en el Registro Civil. Aquí  va la explicación del suceso que amenazó la integridad de los empleados: al parecer, el trámite del nuevo DNI necesita de una buena conexión a internet, sino no se puede hacer. Hete que resulta que el proveedor de internet, que resulta ser un proveedor privado local, no les manda el ancho de banda necesario para hacer los trámites. Que con suerte capaz que a la tarde normalizaban el servicio. Da la casualidad que el Registro atiende al público hasta las 12.30. Que casualmente es el mismo proveedor del lugar de trabajo y doy fe de que fue un parto abrir una página.
Chupate esa mandarina. Yo tuve que volver dos veces al registro civil en la mañana dando gracias de que lo tengo a tres cuadras pero una señora que llegó antes que yo gastó 50 pesos en remis durante la mañana porque a pesar de que llamaba por teléfono para saber si andaba el sistema el teléfono le daba ocupado porque tramitar DNI no es lo único que hacen. En vez de bardear a los empleados sería muy bueno ir a plantarse frente a la puerta de la empresa y exigirle el reembolso de los gastos a partir de las 7.30 de la mañana, que al fin y al cabo es la responsable de que 10 personas hoy lunes no hayamos podido renovar el DNI.
Mañana tengo que volver, pero a las 7.30, ya que las chicas tuvieron la deferencia de tomarnos los datos para acelerar las cosas mañana. Sólo pido que el día de hoy no se me cruce ninguno de esos giles que pregonan el modelo empresarial sobre el estatal, que hay que pedirle cuentas al estado pero que se hacen bien los boludos a la hora de exigirles a las empresas la retribución pagada. Sólo pido que no se me cruce.

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